The Huffington Post

Desde mañana, 1.7 millones de jóvenes “soñadores” podrán aspirar a legalizar su estancia en EU

14/08/2012 - 12:01 am

–Con información de Notimex y The Huffington Post

Washington.- Este miércoles inicia la inscripción para el programa de acción diferida anunciada por el gobierno del presidente Barack Obama que beneficiaría a más de 1.7 millones de jóvenes indocumentados que llegaron de niños a Estados Unidos.

Los denominados “soñadores” o “dreamers” han intensificado los preparativos mediante talleres informativos en todo el país.

El legislador demócrata de Illinois, Luis Gutiérrez, dijo este domingo a la cadena Univisión que los jóvenes pueden pedir información a los congresistas en sus respectivos estados o a diversas organizaciones que han ofrecido su ayuda.

El Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS), que pertenece al Departamento de Seguridad Interna (DHS), informó a principios de agosto que los favorecidos son los jóvenes entre 16 años y menores de 31 años que han vivido en el país por al menos cinco años.

Deben estar en la escuela, haber servido en las fuerzas armadas, y no haber sido condenados por delitos graves.

“Este proceso, aunque es generoso, no tiene apelación y requiere que ustedes se muestren ante el gobierno”, dijo la directora ejecutiva de la Asociación de Abogados de Inmigración de Estados Unidos (AILA), Crystal Williams.

AILA y numerosos grupos expresaron su apoyo a la campaña nacional “Únete al sueño” de la organización United We Dream, integrada por jóvenes indocumentados, para ofrecer asistencia a los beneficiarios del programa de acción diferida que tiene un costo de 465 dólares.

El USCIS tiene previsto divulgar en su sitio electrónico los formularios que deben llenar los potenciales beneficiarios, que además deben probar su identificación mediante partidas de nacimiento o de bautismo y matrículas consulares, entre otros documentos.

A ese esfuerzo se ha sumado la Embajada de México con su red de 50 consulados en el país para ayudar a los jóvenes beneficiados originarios de ese país, que suman 1.1 millones y representan casi el 65 por ciento del total, según el Instituto de Políticas de Migración (MPI por su siglas en inglés).

Casi 60 mil de los potenciales beneficiarios son El Salvador y 50 mil de Guatemala, de acuerdo con el informe del MPI, que sostuvo que el 57 por ciento vive en California, Texas, Florida, Nueva York e Illinois.

En un foro, celebrado la semana pasada en el Centro para el Progreso Americano (CAP), la directora del Consejo de Política Interna de la Casa Blanca, Cecilia Muñoz, advirtió sobre estafas o fraudes de personas sin autorización de practicar la ley de inmigración.

“Uno de los mayores desafíos es asegurar que las personas beneficiadas con esa política tengan buena información”, aseveró.

REPUBLICANOS NO QUIEREN SOÑADORES

El sábado en Manassas, Virginia, y en medio de la euforia generada por el reciente nombramiento de su compañero de fórmula, Paul Ryan y Mitt Romney hablaba sobre sus propuestas para un Estados Unidos con menor injerencia gubernamental y mayores oportunidades para su gente. En un momento dado dijo: “lo que funciona aquí y lo que funciona alrededor del mundo son personas libres tratando de conseguir sus sueños. Queremos a esos soñadores aquí”.

Obviamente Romney se refería a las personas que quieren emprender planes y sueños en Estados Unidos pero no a los jóvenes estudiantes indocumentados llamados soñadores porque el aspirante presidencial republicano ha declarado que de ser electo vetaría el proyecto de ley DREAM Act que los legalizaría y los colocaría en una ruta permanente para concretar sus aspiraciones y en consecuencia ayudar a nuestra economía.

Más aún, su seleccionado como aspirante vicepresidencial, el congresista republicano de Wisconsin, Paul Ryan, ya probó su oposición al DREAM Act votando en contra del proyecto en la Cámara Baja en diciembre de 2010.

Y otro detalle: en el año 2005 Ryan votó a favor del proyecto HR 4437 conocido popularmente como la Ley Sensenbrenner en honor a su autor, el congresista republicano Jim Sensenbrenner, también de Wisconsin, que criminalizaba a los indocumentados y a quienes los asistieran, incluyendo religiosos. La medida antiinmigrante y anti latina generó marchas de hispanos a través del país, forzó un debate migratorio en el Congreso, movilizó el voto latino en la elección de medio tiempo de 2006, y solidificó la imagen de antiinmigrantes que tienen los republicanos entre los latinos.

Ryan, cerebro de las políticas económicas republicanas en el Congreso en su papel del presidente del Comité cameral de Presupuesto, también promueve ideas que atentan contra programas centrales entre la comunidad hispana: aboga por la privatización del Seguro Social y recortes al Medicare, por ejemplo. Pero va más allá. Un análisis del Center on Budget and Policy Priorities encontró que en el presupuesto que Ryan propuso y la Cámara Baja aprobó en marzo de este año, 62% de los recortes, unos 3.3 billones (trillions) de dólares, provienen de reducciones a programas para personas de escasos recursos incluyendo Medicaid, las becas Pell Grant, y otros.

Y Ryan ni siquiera apela efectivamente al bloque de votantes cubanoamericanos porque ha votado al menos tres veces a favor de levantar el embargo contra Cuba. Y aunque su postura haya “evolucionado”, la acción sigue tratándose de un pecado capital entre sectores del voto cubano en el Sur de la Florida considerando particularmente que Romney pasó por alto para la mancuerna al joven y carismático senador Marco Rubio.

Con la selección de Ryan, Romney y los republicanos refuerzan esa imagen de antiinmigrantes y en consecuencia de anti latinos que no han querido sacudirse ignorando cuán definitorio es el tema migratorio para los votantes hispanos. Ryan no balancea las posturas extremas de Romney en el tema. Por el contrario, las refuerza.

Con la presencia de Ryan buscan apelar a la base más conservadora que esperan se entusiasme en cifras suficientes para compensar por la falta de votantes independientes y de minorías que parecen haber dado por perdidos.

Entre esas minorías están los votantes latinos que Romney y los republicanos siguen ignorando como al elefante blanco en medio del salón, pensando erróneamente que sólo con su base mantendrán su viabilidad nacional y sus posibilidades de ganar la Casa Blanca.

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